martes, 7 de diciembre de 2010

sábado, 13 de noviembre de 2010

La virgen caída


"Conocí también en Jerusalen a una virgen que se vestía de saco hacía seis años y se recluía en casa, sin permitirse jamás nada que pudiera fomentar el placer.
Pero más tarde, abandonada de Dios a causa de su orgullo y arrogancia, cayó lamentablemente, hundiéndose en el vicio de la carne. Un día abrió su ventana e introdujo en su estancia al que le insistía y pecó con él.
En realidad no había practicado la vida ascética por motivos sobrenaturales, es decir, por amor a Dios, sino por ostentación humana, lo cuál es señal de vanagloria y de intención torcida. En efecto censuraba a su prójimo, viendo la mota en el ojo ajeno y no reparando la viga en el propio, con lo que ya no tuvo junto a sí al ángel custodio de la castidad"
Paladio. Historia Lausíaca.

viernes, 8 de octubre de 2010

Venerable Pelagia la Penitente



Santa Pelagia la penitente fue convertida al cristianismo por San Nono,
obispo de Edesa (sábado de la Semana del Queso). Antes de su aceptación del
cristianismo a través del Bautismo, Pelagia fue la cabeza de un grupo de
danza en Antioquia Palestina, viviendo una vida de frivolidad y de la
prostitución.

Un día, Pelagia, elegantemente vestida, estaba haciendo su camino junto a
una iglesia donde San Nono estaba predicando un sermón. Los creyentes le
volvieron la espalda a la pecadora, pero el obispo la miraba a ella.
Impresionado por la belleza exterior de Pelagia y habiendo previsto la grandeza
espiritual dentro de ella, el santo oraba en su celda por un largo tiempo al Se
ñor por la pecadora. Les dijo a sus compañeros obispos que la prostituta
avergonzaba a todos. Explicó que se cuidaba mucho para adornar su cuerpo
para parecer hermosa a los ojos de los hombres. "Nosotros... no nos
preocupamos por el adorno de nuestras almas miserables", dijo.

Al día siguiente, cuando San Nono estaba enseñando en la iglesia sobre la
sentencia del Juicio final y sus consecuencias, Pelagia llegó. La enseñanza
hizo una tremenda impresión en ella. Con el temor de Dios y llorando
lágrimas de arrepentimiento, le pidió al santo por el bautismo. Al ver su
arrepentimiento sincero y completo, el obispo Nono la bautizó.

Por la noche el diablo se le apareció a Pelagia, instándola a volver a su
vida anterior. La santa oró, persignándose con la Señal de la Cruz, y el
diablo se desapareció.

Tres días después de su bautismo, Santa Pelagia recogió sus objetos de
valor y los llevó al obispo Nono. El obispo ordenó que fueran distribuidos
entre los pobres, diciendo: "Que esto sea sabiamente dispersado, de modo que
estas riquezas obtenidas por el pecado, puedan convertirse en riqueza para la
justicia". Después de esto Santa Pelagia viajó a Jerusalén al Monte de los
Olivos. Allí vivió en una celda, disfrazado como el monje Pelagio, que
vivía en aislamiento ascético, y alcanzando grandes dones espirituales. Cuando
murió, fue enterrada en su celda.
de Hisporto

miércoles, 6 de octubre de 2010

COTIDIANIDAD


"La sencillez y la regularidad son las mejores guías para encontrar nuestro camino. Ellas nos permiten hacer de la disciplina de la soledad una parte tan importante de nuestra vida diaria como comer y dormir. Cuando esto sucede, nuestras preocupaciones acaparadoras van perdiendo lentamente su poder sobre nosotros y la actividad renovadora del Espíritu de Dios manifiesta su presencia poco a poco".
Henri Nouwen

miércoles, 29 de septiembre de 2010

¡Hágase Tu voluntad!


Ponlo todo en El con gran fervor. En la oscura, desconocida voluntad de tu Señor. Fuera de aquí, un tal hombre no debe jamás perseguir nada, ni querer de algún modo reposar o actividad, ni esto ni aquello, ni tal estado ni el otro. Sólo abandonarse simplemente en la desconocida voluntad de Dios.

Juan Tauler

sábado, 18 de septiembre de 2010

Símbolos


De esta manera el símbolo, en su realidad profunda, da testimonio de la presencia de lo divino, traza un círculo en torno a lo sagrado y por este hecho es comparable a una revelación. El hombre siente así una experiencia más o menos inefable de lo divino que adopta formas diversas, dependiendo del punto de la trayectoria sobre la que los símbolos se sitúan y del nivel espiritual del hombre que deviene sujeto de dicha experiencia.
Marie-Madeleine Davy

domingo, 12 de septiembre de 2010

Amma Macrina


La última plegaria de Macrina, antes de morir fue: "Tú, Señor, me has quitado el miedo a la muerte. Yo sé que nosotros somos de barro, y que Tú ahora lo devuelves a la tierra. Pero después harás que este barro se revista de inmortalidad."
Al morir todas las monjas lloraban diciendo: "se ha extinguido la lámpara de nuestros ojos...".
Entre las monjas sabemos los nombres de la diaconisa Lampadion, que era maestra de coro. Y de Veciana, una viuda noble que la amortajó.