miércoles, 14 de abril de 2010

ALEGRIA



La alegría de Cristo es entregarse sin medida. Es ganar únicamente por los demás hasta empobrecerse por ellos. Como fuente inagotable de comunión, reconciliación y de amor.
Pero el hombre de hoy, piensa que la alegría no es posible, sumergido en la angustia, la desesperación y la rebelión.

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