sábado, 27 de junio de 2009

APOTEGMA


El bienaventurado arzobispo Teófilo se presentó un día acompañado de un magistrado, en casa del abba Arsenio. Deseaba oír de él una palabra. Tras un corto silencio, el anciano les dijo: "Si os digo algo, ¿me haréis caso? Ellos le prometieron que sí. Y el anciano dijo: "Allí donde oigáis decir que se encuentra Arsenio. no os acerquéis".

(Alf, Arsenio, 7)

No hay comentarios: